jueves, 18 de octubre de 2018


Emprendimiento femenino y transformación digital 

 La definición de emprender ya nos pone sobre aviso de que lo que vamos a acometer (una obra, un negocio o un empeño) puede conllevar dificultad o peligro.  Pero si nos referimos a la aplicación de la tecnología digital en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo el empleo, entonces se añade un componente de incertidumbre (la máquina que puede sustituir al hombre) y en algunos casos cierta tecnofobia. Ambos, la falta de certeza-producida por la desinformación y el desconocimiento- y el miedo o aversión a las nuevas tecnologías conllevan analfabetismo tecnológico, un aumento de la brecha digital y de la desigualdad social. Todos estos factores impiden que una sociedad alcance una transformación digital plena, entendida como efecto social total y global producido por una utilización extensiva de las tecnologías de la información y comunicaciones (TICs), donde sus individuos se benefician de las oportunidades de progreso y bienestar (económico, social y laboral) que este cambio tecnológico puede conllevar. Las mujeres en este sentido, tenemos que dar un paso hacia adelante y mediante nuestra visión de la nueva sociedad de la información hacer que los beneficios de esta evolución-prosperidad para todos y mejor calidad de vida- reduzcaN la brecha de género y podamos emprender una construcción social igualitaria en esta cuarta revolución tecnológica. Veamos cómo y dónde podemos influir para que esto se convierta en una realidad.
Primero…… algunos datos (2017-2018)
En España, las mujeres entre 15 y 64 años representan el 66.23%. de total de la población.  Sin embargo, la tasa de empleo entre las mujeres de esa franja de edad (20-64 años) era del 59,6%, casi un 12% inferior a la de los hombres. La participación de las mujeres asalariadas con contrato temporal en España representa el 26,4% y la representación del empleo a tiempo parcial femenino es del 24.1%. Las causas del trabajo a tiempo parcial son variadas: no poder haber encontrado un trabajo de jornada completa, las dificultadas para la conciliación del trabajo y la vida familiar, seguir cursos de formación u obligaciones familiares o personales. La tasa de paro de las mujeres menores de 25 años es del 37,4% y de 25 y más años del 17,7%. En Galicia, el porcentaje de mujeres autónomas supera el 40%.
Por sectores de actividad nuestra presencia se divide en: comercio al por mayor y al por menor (17%), hostelería (10,5%), y sólo un 1,8% en información y comunicaciones, un 5,5% en actividades profesionales científicas y técnicas, un 0,3% en investigación y desarrollo. En educación un 10%, 14% en actividades sanitarias y de servicios sociales, y 6,3% en actividades administrativas entre otros.
En cuanto al nivel de formación alcanzado por el 61 % de las mujeres de entre 25 y 64 años en 2017 es igual o inferior a la 2ª etapa de Educación Secundaria.
Por último, en relación al uso del ordenador por mujeres, el 43% lo utiliza diariamente, aunque sólo el 8% usó internet móvil con propósitos profesionales y el 20% para participar en redes sociales (2012-Eurostat).  El 22% posee habilidades digitales básicas, el 52% avanzadas y sólo el 2% carece totalmente de ellas.
Lo que las instituciones proponen para afrontar los retos de la sociedad digital
Desde Europa, nos proponen a través del Mercado Único digital,  una Agenda digital que tiene como prioridades:
·     mejorar el acceso de los consumidores y las empresas a los bienes y servicios digitales en Europa, y proporcionar a la Unión un avanzado sistema de derechos de los usuarios y protección de los consumidores y empresas.
·      con el fin de crear las condiciones adecuadas para el éxito de los servicios y las redes digitales en la Unión, el Organismo de Reguladores Europeos de las Comunicaciones Electrónicas (ORECE) [Reglamento (CE) n.º 1211/2009] vela por la cooperación entre las autoridades reguladoras nacionales y la Comisión, y promueve buenas prácticas y planteamientos comunes, evitando la aparición de normativas incoherentes que puedan distorsionar la competencia en el mercado único de las telecomunicaciones.
·         maximizar el potencial de crecimiento de la economía digital, fomentando las competencias digitales y la informática de alto rendimiento, digitalizando la industria y los servicios, desarrollando la inteligencia artificial y modernizando los servicios públicos.
También nos indican cuales son las capacidades y cualificaciones que creen ayudaran a las personas a hacer frente a los retos de los avances tecnológicos: competencias básicas, digitales, profesionales, empresariales y transversales.
En el caso de España, también posee su propia agenda digital, con los siguientes objetivos:
La Agenda Digital para España se estructura en torno a seis grandes objetivos:
1. Fomentar el despliegue de redes y servicios para garantizar la conectividad digital.
2. Desarrollar la economía digital para el crecimiento, la competitividad y la internacionalización de la empresa española.
3. Mejorar la e-Administración y adoptar soluciones digitales para una prestación eficiente de los servicios públicos.
4. Reforzar la confianza en el ámbito digital.
5. Impulsar el sistema de I+D+i en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
6. Promover la inclusión y alfabetización digital y la formación de nuevos profesionales TIC.
La entidad que desarrolla los planes de la agenda es RED.ES
Cómo y dónde podemos emprender para que la necesidad de cambio hacia una transformación digital igualitaria que se sienta
·   Reduciendo (en algunos casos) nuestra aversión a las nuevas tecnologías. El cambio tecnológico abre la puerta a la producción de nuevos bienes y servicios (algunos que todavía no imaginamos) y por tanto al empleo. La robotización sustituye a un tipo de trabajador, el no cualificado, por otro de mayor cualificación, más competente y con mayores habilidades específicas que crea, controla, maneja y mantiene a la máquina o el robot. De momento las máquinas no pueden sustituir las habilidades sociales, de conocimiento y creativas de los seres humanos, pero todo llegará. Debemos ampliar nuestros conocimientos en este sentido y prepararnos para ello.

·     El cambio tecnológico fomenta la polarización de los empleos y de los salarios; los robots pueden realizar tareas rutinarias.  En el futuro, permanecerán los trabajos no rutinarios de baja cualificación, pero donde tenemos que movernos es hacia empleos donde se requiera una mayor cualificación, nuevas habilidades y obtengamos una mayor remuneración, que posiblemente será lo que se demande. ¡Hay que salir del nivel de formación de secundaria y ampliar nuestras habilidades!




·   Depositar nuestra confianza en aquellos representantes políticos que presente líneas directrices concretas de actuación hacia un cambio de modelo productivo basado en la innovación tecnológica  y sostenibilidad medioambiental, que haga frente a los desequilibrios económicos, sociales, laborales y educativos que afectan al colectivo femenino y que apueste por soluciones basadas en el uso de las nuevas tecnologías para atender nuestras necesidades de gestión de tiempo y cuidados en el entorno familiar. Por supuesto sin descuidar medidas que aumenten la conciliación familiar y la flexiguridad en el trabajo. Pueden empezar por aumentar la participación de mujeres en los cargos ejecutivos de sus partidos.

·       Ya que nuestra presencia es significativa en el sector de la educación, presionemos para que la orientación laboral esté presente en todos los programas educativos desde la educación secundaria.

·      Debemos ampliar nuestra presencia en ámbitos donde la inteligencia artificial y la robótica ya se están desarrollando, por ejemplo, en el campo de la salud y el cuidado de terceros y utilizar la inteligencia empresarial en la gestión de (nuestras) las empresas. Otras áreas de interés son duda el comercio digital, la ciberseguridad, el e-learning o la identidad digital única.



¡EMPRENDAMOS DIGITALMENTE!


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