Emprendimiento
femenino y transformación digital
La definición de emprender ya nos
pone sobre aviso de que lo que vamos a acometer (una obra, un negocio o un
empeño) puede conllevar dificultad o peligro.
Pero si nos referimos a la aplicación de la tecnología digital en todos
los aspectos de nuestra vida, incluyendo el empleo, entonces se añade un
componente de incertidumbre (la máquina que puede sustituir al hombre) y en
algunos casos cierta tecnofobia. Ambos,
la falta de certeza-producida por la desinformación y el desconocimiento- y el
miedo o aversión a las nuevas tecnologías conllevan analfabetismo tecnológico, un
aumento de la brecha digital y de la desigualdad social. Todos estos factores
impiden que una sociedad alcance una transformación
digital plena, entendida como efecto social total y global producido por
una utilización extensiva de las tecnologías de la información y comunicaciones
(TICs), donde sus individuos se benefician de las oportunidades de progreso y
bienestar (económico, social y laboral) que este cambio tecnológico puede
conllevar. Las mujeres en este sentido, tenemos que dar un paso hacia adelante
y mediante nuestra visión de la nueva sociedad
de la información hacer que los beneficios de esta evolución-prosperidad
para todos y mejor calidad de vida- reduzcaN la brecha de género y podamos emprender
una construcción social igualitaria en esta cuarta revolución tecnológica. Veamos
cómo y dónde podemos influir para que esto se convierta en una realidad.
Primero…… algunos
datos (2017-2018)
En España, las
mujeres entre 15 y 64 años representan el 66.23%. de total de la
población. Sin embargo, la tasa
de empleo entre las mujeres de esa franja de edad (20-64 años) era
del 59,6%, casi un 12% inferior a la de los hombres. La participación de las
mujeres asalariadas con contrato temporal en España representa el 26,4% y la
representación del empleo a tiempo parcial femenino es del 24.1%. Las causas
del trabajo a tiempo parcial son variadas: no poder haber encontrado un trabajo
de jornada completa, las dificultadas para la conciliación del trabajo y la
vida familiar, seguir cursos de formación u obligaciones familiares o
personales. La tasa de paro de
las mujeres menores de 25 años es del 37,4% y de 25 y más años del 17,7%. En Galicia,
el porcentaje de mujeres
autónomas supera el 40%.
Por sectores de actividad nuestra presencia se divide en: comercio al por mayor y al por
menor (17%), hostelería (10,5%), y sólo un 1,8% en información y comunicaciones,
un 5,5% en actividades profesionales científicas y técnicas, un 0,3% en investigación
y desarrollo. En educación un 10%, 14% en actividades sanitarias y de servicios
sociales, y 6,3% en actividades administrativas entre otros.
En cuanto al nivel
de formación alcanzado por el 61 % de las mujeres de entre 25 y 64 años
en 2017 es igual o inferior a la 2ª etapa de Educación Secundaria.
Por último, en relación al uso del ordenador por mujeres, el 43% lo
utiliza diariamente, aunque sólo el 8% usó internet móvil con propósitos profesionales
y el 20% para participar en redes sociales (2012-Eurostat). El 22% posee habilidades digitales básicas, el
52% avanzadas y sólo el 2% carece totalmente de ellas.
Lo
que las instituciones proponen para afrontar los retos de la sociedad digital
Desde Europa, nos proponen a través del Mercado Único
digital, una
Agenda digital que tiene como prioridades:
· mejorar el
acceso de los consumidores y las empresas a los bienes y servicios digitales en
Europa, y proporcionar a la Unión un avanzado sistema de derechos de los
usuarios y protección de los consumidores y empresas.
· con el fin
de crear las condiciones adecuadas para el éxito de los servicios y las redes
digitales en la Unión, el Organismo de Reguladores Europeos de las
Comunicaciones Electrónicas (ORECE) [Reglamento (CE) n.º 1211/2009] vela por la
cooperación entre las autoridades reguladoras nacionales y la Comisión, y
promueve buenas prácticas y planteamientos comunes, evitando la aparición de normativas
incoherentes que puedan distorsionar la competencia en el mercado único de las
telecomunicaciones.
·
maximizar
el potencial de crecimiento de la economía digital, fomentando las competencias
digitales y la informática de alto rendimiento, digitalizando la industria y
los servicios, desarrollando la inteligencia artificial y modernizando los
servicios públicos.
También nos indican cuales son las capacidades
y cualificaciones que creen ayudaran a las personas a hacer frente a los
retos de los avances tecnológicos: competencias básicas, digitales,
profesionales, empresariales y transversales.
En el caso de España, también posee su propia agenda
digital, con los siguientes objetivos:
La Agenda Digital para España se estructura en torno a seis
grandes objetivos:
1. Fomentar el
despliegue de redes y servicios para garantizar la conectividad digital.
2. Desarrollar la
economía digital para el crecimiento, la competitividad y la
internacionalización de la empresa española.
3. Mejorar la
e-Administración y adoptar soluciones digitales para una prestación eficiente
de los servicios públicos.
4. Reforzar la
confianza en el ámbito digital.
5. Impulsar el sistema
de I+D+i en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
6. Promover la
inclusión y alfabetización digital y la formación de nuevos profesionales TIC.
La entidad que desarrolla los planes de la agenda es RED.ES
Cómo y dónde podemos emprender
para que la necesidad de cambio hacia una transformación digital igualitaria
que se sienta
· Reduciendo (en algunos casos) nuestra aversión a
las nuevas tecnologías. El cambio tecnológico abre la puerta a la producción de
nuevos bienes y servicios (algunos que todavía no imaginamos) y por tanto al
empleo. La robotización sustituye a un tipo de trabajador, el no cualificado,
por otro de mayor cualificación, más competente y con mayores habilidades
específicas que crea, controla, maneja y mantiene a la máquina o el robot. De
momento las máquinas no pueden sustituir las habilidades sociales, de conocimiento
y creativas de los seres humanos, pero todo llegará. Debemos ampliar nuestros
conocimientos en este sentido y prepararnos para ello.
· El cambio tecnológico fomenta la polarización de
los empleos y de los salarios; los robots pueden realizar tareas
rutinarias. En el futuro, permanecerán
los trabajos no rutinarios de baja cualificación, pero donde tenemos que movernos
es hacia empleos donde se requiera una mayor cualificación, nuevas habilidades y obtengamos una mayor
remuneración, que posiblemente será lo que se demande. ¡Hay que salir del
nivel de formación de secundaria y ampliar nuestras habilidades!
· Depositar nuestra confianza en aquellos
representantes políticos que presente líneas directrices concretas de actuación
hacia un cambio de modelo productivo basado en la innovación tecnológica y sostenibilidad medioambiental, que haga frente
a los desequilibrios económicos, sociales, laborales y educativos que afectan
al colectivo femenino y que apueste por soluciones basadas en el uso de las nuevas
tecnologías para atender nuestras necesidades de gestión de tiempo y cuidados
en el entorno familiar. Por supuesto sin descuidar medidas que aumenten la conciliación
familiar y la flexiguridad en el trabajo. Pueden empezar por aumentar la
participación de mujeres en los cargos ejecutivos de sus partidos.
· Ya que nuestra presencia es significativa en el
sector de la educación, presionemos para que la orientación laboral esté
presente en todos los programas educativos desde la educación secundaria.
· Debemos ampliar nuestra presencia en ámbitos
donde la inteligencia artificial y la robótica ya se están desarrollando, por ejemplo,
en el campo de la salud y el cuidado de terceros y utilizar la inteligencia
empresarial en la gestión de (nuestras) las empresas. Otras áreas de interés
son duda el comercio digital, la ciberseguridad, el e-learning o la identidad
digital única.
¡EMPRENDAMOS
DIGITALMENTE!